Lo que debes saber...

En la actualidad asistimos a una creciente demanda de información sobre los patrones de consumo de drogas en nuestra sociedad, por la problemática social y personal que plantea. Dentro de estos patrones adquieren una mayor importancia los asociados a las pautas de consumo de la adolescencia y juventud, que día con día van en aumento.
Desde la adolescencia los jóvenes, al vivir una etapa de crisis y al tratar de evadir los problemas, buscan salidas fáciles o formas de olvidarlos, una de esas vías son las drogas.
En la medida que las drogas proporciona a los jóvenes una serie de efectos o consecuencias positivas, y el joven los interpreta como un beneficio, dichos efectos se convierten en motivos de consumo.

La juventud, como regla general, no asocia el consumo de drogas con los problemas que de él pueden derivarse, ellos esperan del alcohol cambios positivos globales (facilitador de expresividad emocional, desinhibidor y potenciador de las relaciones sociales, etc.), y a la vez no creen que dicha sustancia tenga consecuencias negativas, influyendo considerablemente en un mayor consumo durante el fin de semana, donde las relaciones interpersonales se intensifican. Por eso anticipar los "efectos positivos" y no las verdaderas consecuencias negativas, conlleva a que se produzca un mayor consumo social.

Por su parte la familia juega un importante papel en la detección de los consumos de drogas en alguno de sus miembros. Con ello se posibilitará un abordaje rápido, evitando que el problema llegue a tener consecuencias mayores. Es muy importante que en la familia exista un diálogo permanente, una amplia y sincera comunicación entre padres e hijos, que permita disminuir las tensiones familiares e identificar situaciones de riesgo, no solo de consumo de drogas, sino también de ansiedad, depresión, frustración. Potenciar la negociación, el apoyo y la búsqueda de soluciones saludables ayuda a lograrlo. Sobre esto abordaremos en esta investigación.

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