Conclusión


Al realizar esta investigación ha quedado claro que si una familia no está unida y se desmorona, hay muchos puntos para que especialmente niños y adolescentes, pero también padres, caigan en algún tipo de adicción. Si bien la desintegración familiar es una consecuencia, también puede ser una causa de este problema de salud.
Los patrones familiares se repiten, si en nuestro hogar se bebe o se consumen estupefacientes, muy probablemente nuestros niños seguirán el camino. Si la familia está unida, superar este tipo de problemas no será tan complicado. Actuando juntos, no hay que buscar culpables, sino soluciones.
La comunicación familiar es fundamental ante estas situaciones. Evitar el drama y la culpa también. Si el que sufre adicciones es uno de los padres, el otro deberá poner mucho de su parte para superar el problema. Muchas veces hará falta ayuda profesional, otras sólo concienciación familiar, por ejemplo con el tabaco, Internet, la televisión… el apoyo de la pareja puede ser la clave para abandonar esta adicción.
Hay que ponerse en los zapatos del otro. ¿Cómo se vive hoy en muchas familias? ¿Cómo mejorarían esas relaciones familiares? Pudiéramos contestar que son regulares, hace falta diálogo, y no en pocos casos se trata de relaciones demasiado tensas, faltas de sinceridad, que acusan falta de comunicación, y que a pesar de estar bajo el mismo techo se vive solo, que a veces se siente mejor acompañado por el televisor.

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